Jehová me dijo, hace mucho tiempo: “con amor eterno te he amado, por eso te he sacado con misericordia.”  Jeremías 31:3

Jeremías fue un renombrado profeta en Israel. A través de Jeremías, el Señor había anunciado al pueblo judío un gran castigo, debido a su desobediencia y desvío espiritual. Sin embargo, el pueblo oyó a Dios, y clamó por misericordia. La respuesta del Padre a este pueblo arrepentido fue: Yo te he amado con un amor eterno, y por eso te he mostrado mi misericordia.

Estas palabras de Dios al pueblo judío hablan acerca de su  carácter, DIOS ES FIEL. Él  ama a su pueblo, a sus hijos, a su remanente;  y ese amor  no lo pueden cambiar nuestros errores. Nuestros desvíos y desobediencia no cambian el profundo y eterno amor de Dios por nosotros. Ahora bien, ¿significa esto que no importa que pequemos y andemos en desobediencia? Es importante que sepas que Israel, el pueblo amado de Dios, fue castigado severamente. Fue invadido y asolado, como resultado de su pecado. Aunque recibió consuelo y esperanza en el profundo amor del Padre, y aunque posteriormente sería restaurado, su pecado traería consecuencias, y un padre amoroso no libra a sus hijos de los resultados de sus acciones.

Hay una verdad inmensa, eterna y firme, el Padre ama a sus hijos, y aunque los corrija y reprenda  por cierto tiempo, jamás los abandonará, nunca los dejará de amar. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó.  Efesios 2:4