HAY AROMAS QUE INSPIRAN

En lo personal considero al olfato el sentido de los recuerdos, de las añoranzas. Un olor en particular puede llevarme a recordar una persona o un momento en específico.  El olor que resulta cuando la lluvia moja la tierra, petricor, me lleva a lindos momentos vividos. El aroma del cedro me recuerda mi niñez, el olor a ciertas comidas pueden abrirme el apetito o disgustarme por completo.

¿Y a ti, cuáles olores te traen recuerdos? ¿Cuáles olores te agradan o desagradan?

Esta es una buena ocasión para agradecer a Dios por todos esos olores que han formado parte de nuestras vidas, llenándonos de bonitos momentos y aún por aquellos que no nos gustan en lo absoluto.

¡Podemos oler! ¡Alabado sea el Señor!

Dios, quien nos hizo a Su imagen y semejanza, también tiene aromas que disfruta y le alegran el corazón. Así como otros olores que para nada les son agradables.

Si su ofrenda es un sacrificio de las ofrendas de paz, si la ofrece del ganado, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante del SEÑOR. (…) Y los hijos de Aarón lo quemarán en el altar, sobre el holocausto que está sobre la leña en el fuego; es una ofrenda encendida de aroma agradable para el SEÑOR. Levítico 3: 1,5

El Señor estaba dispuesto a mantener una relación cercana con su pueblo, Israel. El cual mostraba su amor y temor a Dios a través de los sacrificios. Estos sacrificios debían proceder de un corazón desprendido, puro y necesitado del Señor.

Al Padre le gusta el olor que desprende nuestra ofrenda, ofrecida con un corazón humilde y una adoración genuina. Este es el punto esencial, nuestro corazón. Ese corazón que puede engañarnos a nosotros mismos, pero nunca podrá engañar a Dios.

Un verdadero adorador se interesa por conocer aquellas cosas que ama Su Señor y dispondrá todo su esfuerzo para complacerlo, de manera humilde y sincera.

 

Tomado del libro: Los 5 Sentidos del Adorador.