TU HOGAR: BAJO ATAQUE
Un estudio de la prestigiosa universidad de Harvard, que se comenzó a desarrollar en 1938, con más de 700 familias, ha revelado que el mejor indicador de felicidad a largo plazo son las relaciones con la familia (tus hijos y tu pareja). En definitiva, vivir en familia es uno de los indicadores de felicidad más importantes para las personas. Pero el resultado de esta investigación no es nuevo, la Biblia ya lo había dicho:
Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor. Proverbios 18:22
La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres. Proverbios 17:6
Cuando una persona logra tener un hogar feliz, esto le suma vida y alegría. Es precisamente por eso que el enemigo tiene en la mira tu hogar. Tu gran adversario te quiere ver destruido, y su blanco de ataque es tu familia.
¿Qué harás al respecto? ¿Te quedarás pasivo mientras tus hijos se van envolviendo en el pecado? ¿Permanecerás inmóvil mientras tu pareja es arrastrada hacia las tentaciones? ¿Serás indiferente ante la constante presión que recibes del enemigo? Si así actúas, un día verás con tristeza como tu hogar va cayendo al precipicio y a la condenación eterna.
Mi consejo para ti hoy es que te pongas de pie, asumas tu responsabilidad delante de Dios y produzcas un cambio radical por el bienestar de tu hogar. Lo primero que debes hacer para defender tu familia del ataque del mal es pedir ayuda al Señor. Dios desea ser tu Padre, y tu defensor.
¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? Romanos 8:31
¿Está Dios de parte tuya? Para que esto ocurra debes reconocerlo como tu Dios, aceptando a Cristo como tu Señor y Salvador.
Te aseguro amigo, que cuando Cristo entre a tu hogar, tomará el control y lo guiará por caminos de paz, bendición y unidad.
Si estás decidido a defender tu hogar y establecer a Jesús como el Señor de tu casa, ora conmigo así:
Padre del cielo, antes no podía ver el peligro que amenaza a mi familia, hoy comprendo que hay un enemigo que nos ataca con todas sus fuerzas y lo quiere destruir. Comprendo que solo Tú puedes guardar mi hogar, solo Tú tienes el poder suficiente para enfrentarlo y alejar sus planes malvados de mi familia. Es por eso que confieso a Cristo como mi único Señor y Salvador, te pido perdón por mis pecados y te agradezco por enviar a tu Hijo a morir en la cruz por mí. Ven a mi vida Señor y hazme parte de tu familia. En el Nombre de Jesús. Amén.
Si oraste y recibiste a Cristo en tu vida, FELICIDADES. Ahora eres parte del grupo de personas llamados hijos de Dios. Es necesario que te unas a tus hermanos en la fe, visitando una congregación cristiana, que predique el evangelio con fidelidad.