HAY UNA VOZ QUE ESCUCHAR
El sentido del oír es un don maravilloso. Lo que escuchamos carga nuestra mente de información, y son esas informaciones las que luego marcan nuestra conducta. Debemos estar conscientes del poderoso efecto que las palabras ejercen sobre nuestras acciones. Lo que escuchas hoy podría definir tu conducta mañana. Así que la pregunta inicial sería ¿Qué estamos escuchando? Durante todo un día, ¿Qué tipo de información estamos recibiendo?
No es de sorprender que la violencia vaya en aumento, es sobre violencia que escuchamos en los noticieros, en la música, películas. La violencia se ha convertido en un tema frecuente de conversación, y de esta forma continuamos produciendo más violencia.
¿Qué estamos escuchando? ¿Nos estamos exponiendo a palabras de desánimo, desaliento, inconformidad, quejas?
Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. Lucas 11:28
Dichosos aquellos que escuchan la palabra de Dios. En un mundo cargado de voces que llenan nuestras mentes de desconsuelo y fatalidad, bienaventurados somos cuando nuestros oídos escuchan la palabra de Dios. Esa palabra que nos consuela, nos confronta, nos anima, nos llena de esperanza y también nos desafía.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12
La Palabra de Dios tiene poder. Medita brevemente en todo lo que la Palabra de Dios puede hacer en tu vida, alma, mente y espíritu. Ella expone nuestros pecados, nos pone frente a ellos y nos insta a corregirlos. La Palabra de Dios habla a nuestro espíritu para convencerlo del camino errado. No obstante, hay algo que la Palabra no hace, no puede obligarte a cambiar, ni toma decisiones por ti.
Luego de escuchar la Palabra de Dios, entonces se requiere de nosotros la acción, ponerla en práctica, obedecerla. No hacerlo es desobediencia, es aborrecer y desechar la voz de corrección que viene del mismo Señor.
No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. Santiago 1:22
Me atrevo a afirmar que si se te hace difícil obedecer la Palabra de Dios es porque no la estás escuchando lo suficiente. Es porque hay otras voces y otras palabras alrededor llamando tu atención.
El exponerse constantemente a la Palabra de Dios produce un efecto de acción en nuestra mente, condiciona nuestro espíritu y transforma nuestra conducta. Lo mismo ocurre si es otro el mensaje que recibimos. Así que por regla de tres podríamos afirmar que tu conducta hoy revela lo que has estado escuchando durante mucho tiempo.
Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Mateo 7:24