TORRE DE CONTROL
Extracto: libro Los 5 Sentidos del Adorador.
En términos físicos el conjunto de todos los sentidos la vista, el tacto, el olfato, el oído, el gusto, forman en cada ser humano una especie de sistema que nos complementan como un todo, para funcionar cabalmente. Sin embargo, como en todo sistema, cada uno de estos sentidos está interconectado a una torre de control, un centro de mando desde el cual recibe las órdenes que les permite funcionar. Esa torre de control es la mente.
Desde nuestro cerebro se controla toda una estructura de red compuesta por neuronas sensoriales, las cuales se encargan de enviar el estímulo suficiente a cada sentido para su correcto desempeño. Si estás leyendo este libro es porque tu cerebro te lo permite ¡Gloria a Dios por nuestro cerebro perfectamente diseñado!
En nuestra vida espiritual funciona igual, nuestros 5 sentidos espirituales están atados a una torre de control desde donde se produce todo lo bueno que hay en nosotros, para el debido funcionamiento de nuestra adoración. Esa torre de control está perfectamente coordinada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
En cuanto aceptamos la necesidad que tenemos de acercarnos al Padre, reconocemos a Cristo como el único camino, y una vez poseemos a Cristo el Espíritu Santo entra en nosotros y nos sella como propiedad de Dios. ¿Cómo pueden las tres personas de la trinidad conformar un centro de mando, una torre de control? Cada uno de ellos es uno, funcionan en una coordinación perfecta, siendo el mismo Dios en tres personas y roles.
La única forma de que nuestros sentidos espirituales funcionen correctamente es que estén completamente interconectados a la torre de control. Desde allí recibirán las coordenadas y directrices apropiadas, santas, puras, y perfectas. Amigo, no quieras dirigir tu vida espiritual por ti mismo, asegúrate de que la torre de control esté al mando y tu vida funcionará bajo la cobertura de Dios, y esa es la mejor bendición que podemos recibir.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Gálatas 5:16-17
El primer paso a seguir para que la torre de control esté al mando es poseer un enfoque adecuado. No podemos estar cambiando de centro de mando, permitiendo que un día gobierne nuestra carnalidad y pasiones humanas y al otro día entregarle el control a Dios. No. Así no es cómo funciona la vida de un adorador.
Un verdadero adorador sabe que lo carnal y lo espiritual se contraponen. Son opuestos, jamás podrán comulgar ni tener nada en común. Es por esto que debemos decidir a quién entregaremos el control de nuestra mente, la torre de control. Dios no acepta compartir el mando con nuestra carnalidad, con nuestras ambiciones y nuestros deseos. Así Él no está dispuesto a operar en nosotros.
Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosenses 3:2